22.11.2024

¿Tu hijo dice que quiere ser gamer?


Aprende maneras para hacer pausas activas

“De mayor quiero ser gamer”. Una de las frases que más agobio puede llegar a provocar entre los padres. Y es que el desconocimiento sobre un sector en el que existe una brecha generacional tan pronunciada puede generar bastante estrés. Llegado el momento, existirán dos maneras de reaccionar ante tal confesión. Habrá quienes se asusten y busquen enseguida la manera que quitarles esa idea de la cabeza alegando que los videojuegos tan solo son un hobby del que es impensable hacer carrera. Pero también habrá aquellos que decidan informarse más e indagar sobre las posibilidades reales que implicaría para sus hijos el tomar ese rumbo profesional.

El primer paso consistirá en conocer realmente cuáles son los beneficios de jugar a los videojuegos. Porque efectivamente, los tiene. Tal y como recoge un estudio publicado en la reconocida revista científica Frontiers in Human Neuroscience, los jugadores habituales muestran un mayor rendimiento en tareas de  trabajo con respecto a la memoria de retención y manipulación de información en la mente para producir un resultado. Además, el análisis de diversos estudios basados en escáneres cerebrales también evidencia un aumento de la velocidad en el procesamiento de la información entre los gamers. ¿Qué quiere decir esto? Que aquellas personas habituadas a interactuar con videojuegos destacan en dos de las soft skills (o habilidades blandas) más demandadas en el entorno profesional. Por un lado, disponen de una capacidad mayor de multitarea. Por otro, son más ágiles a la hora de reaccionar ante situaciones inesperadas y bajo presión.

Una vez contrastados los beneficios asociados la interacción con videojuegos, el siguiente paso consistirá en despejar las dudas más comunes sobre si realmente la exposición a los juegos de manera continuada puede llegar a crear una adicción. Las teorías al respecto coinciden en dos aspectos. El primero de ellos y el más evidente, es que los videojuegos están diseñados específicamente en un formato de premio o recompensa constante y según la personalidad, el jugador puede ser más o menos vulnerable a esta sugestión. El segundo aspecto es que las áreas cerebrales involucradas en este sistema de recompensa continua se alteran de forma similar que en otro tipo de dependencias, en la que el elemento adictivo no es una sustancia, sino una actividad en concreto. Es decir, no existe ningún hecho aislado y excluyente ligado al ámbito de los videojuegos que lo haga más perjudicial que cualquier otro hobby. Sino que, como cualquier actividad lúdica que se lleve al extremo, puede llegar a causar adicción en el usuario.

En cuanto a las salidas profesionales de un desarrollador de videojuegos, son muy diversos los puestos que pueden ocupar dentro de la industria:

1. Animador 2D y 3D: Es aquel que se encarga de dotar de movimiento a los personajes u objetos diseñados en dos o tres dimensiones.

2. Modelador 3D: Su tarea es la de crear los elementos en tres dimensiones, ya sean objetos, personajes o escenarios del videojuego.

3. Técnico de efectos especiales: Este perfil se encarga de enriquecer la historia o la escena por medio de la inclusión de efectos especiales.

4. Diseñador de espacios virtuales: Su labor se centra en crear entornos interactivos que simulen realidades ficticias o escenarios reales dentro del videojuego.

Además, dado el carácter digital que acompaña a esta profesión, es muy frecuente encontrar en este sector diseñadores que trabajen en remoto para compañías internacionales con lo que su potencial de empleabilidad alcanza una dimensión muy atractiva.

En definitiva, las posibilidades de futuro que ofrece el sector gamer para los jóvenes son amplias, pero como cualquier profesión se debe decidir con responsabilidad. De igual modo, los padres pueden facilitar la elección investigando el sector y estando dispuestos a valorar las diferentes opciones desde una postura abierta.

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